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Educación

Experta UOH explica por qué la democracia sigue siendo el camino hacia el consenso ciudadano

Pese a las alarmas del declive de este sistema político planteado en el informe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), la democracia constituye la vía más clara para el fortalecimiento de las instituciones y para la búsqueda de soluciones a los problemas sociales más allá de sus trabas y envergaduras.

La jefa de la carrera de Administración Pública de la Universidad de O’Higgins (UOH), Javiera Delgadillo Campos, aprovechó la celebración del Día Internacional de la Democracia para explicar los dilemas que giran en torno a un posible debilitamiento de este sistema -a escala global y nacional-, afirmando que pese a ello sigue siendo el modelo de gobernanza que mayores beneficios promueve para la convivencia, el consenso y las libertades ciudadanas.

La experta no sólo cree que la democracia presenta diversas fracturas a escala internacional ampliamente condenadas, sino también en el plano nacional donde se han registrado acciones -por ejemplo- en defensa del Golpe de Estado de 1973 por parte de sectores juveniles, que “distan completamente de los consensos que como sociedad hemos alcanzado”, contraviniendo los principios democráticos que han tenido lugar en los últimos años. Razón por la cual, invita al Estado a reducir las brechas con la ciudadanía, y a perfeccionar las instituciones en procura de garantizar el “respeto irrestricto a los derechos humanos, lo que debiese ser el horizonte que nos guíe a todos y todas”, sin distinción o sector político al que se pertenezca.

“La democracia es el único camino de las sociedades actuales, pero, también, creo que ésta debe perfeccionarse y abrirse a las nuevas interpelaciones de la ciudadanía al Estado. No basta solo con ejercer la democracia cada cuatro años a través del voto, hecho que es importante, pero, no puede representar el único mecanismo de participación y de representación. Es vital generar espacios de conversación, debate e incidencia real de las personas en las decisiones del Estado, para disminuir la distancia entre la ciudadanía y las instituciones”.

Importancia de la comunicación

La Administradora Pública sostiene que la democracia no debe ser un sistema político que ampare falsas contradicciones, ni manipulaciones sobre los conceptos de libertad de expresión, muchas veces sometido a confusiones, y usado como medio para la incitación al odio, o para la elaboración de falsas informaciones, lo que también socavan los principios de convivencia social y construcción de ciudadanía.

“Creo -también- que muchas veces la democracia es coartada por la falsa idea de la ‘libertad de expresión’. No es lo mismo ‘libertad de expresión’ que incitaciones al odio y la violencia. Asimismo, tampoco constituyen libertad de expresión las declaraciones falsas que se realizan y que constituyen ‘fake news’ que interpelan directamente al desarrollo de una vida tranquila y democrática”.

De allí que la profesora reconozca la importante labor de los medios de comunicación social, los cuales, no sólo son los intermediarios entre las personas y su realidad, sino los garantes de “combatir” aquellos discursos contrarios a la idea de democracia, trabajo que también guarda estrecha relación con las formas en que las instituciones comunican sus acciones y dan respuestas a los problemas de las comunidades, explica la docente.

Dilemas a destrabar

La experta sostiene que el consenso y los acuerdos son algunas de las alternativas que ofrecen los sistemas democráticos para la solución a problemas de gran envergadura asociados a la seguridad, vivienda, pensiones, corrupción, ideas totalitarias, socavamiento de sistemas electorales, como el caso venezolano, entre otros vinculados al crecimiento del crimen organizado, o restricciones a las libertades.

“Solucionar los problemas públicos no responde a una ‘receta mágica’, sino que estos deben abordarse de forma profunda y con real voluntad de encontrar soluciones y acuerdos para responder a las necesidades que aquejan a las personas. Lo que debiese ser un consenso es que ningún problema, por más grave que este sea, puede ser solucionado sin democracia. Muchas veces se piensa que problemas como la delincuencia y otros, podrían ser resueltos con sistemas autoritarios. Lo cual es completamente falso. Pues basta con revisar y comparar datos de este fenómeno en períodos autoritarios versus períodos democráticos, y la cifra es clara: la delincuencia se reproduce y ampara bajo regímenes no democráticos y carentes de institucionalidad”.

Para Delgadillo, cobra mucho valor generar acuerdos a escala nacional que también puedan destrabar problemas históricos, hasta ahora no resueltos, -en parte- por la falta de voluntad de ciertos sectores políticos, que apunten hacia el mismo objetivo, que no es otro, que el de alcanzar el “bienestar general de todo el país”.

«Democracia siempre. Es una frase que debiese invitarnos a la convivencia armónica como sociedad, donde todos y todas tenemos lugar”, finaliza la experta UOH.